Ibamos a las estaciones más cercanas a Barcelona: Nuria o La Molina. Pasabamos allí el día, a veces también una noche, paseando, jugando, en fin, disfrutando de la nieve y el paisaje.
Cuando íbamos a Nuria y subíamos con el cremallera, todo eran "oooh…." y "mira qué bonito", que culminaban al llegar a la explanada del lago y ver el Santuario. Mi madre siempre decía su frase preferida "¿cómo han podido traer todo esto hasta aquí?". También nació mi afición al esquí.
Con los años he visitado algunos centros de esquí, he enseñado a esquiar a mi mujer e hija. Ella tiene mucho mejor estilo que yo.
Este pasado verano pasado volví, después de muchos años, a Nuria. Aunque no había nieve, tenía el mismo magnetismo que antaño.
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